Si viajara en ese tren, me gustaría conocer a su piloto. Me gustaría saber qué hace, y cómo sabe lo que tiene que hacer. Incluso, me gustaría conocer sus miedos, sus alegrías, sus quehaceres…
En sus manos viaja mi vida, por un corto trayecto. Quiero llegar, y a ser posible, no quiero conocer si los travesaños del trayecto repican, o si llueve y hace frío fuera. No quiero conocer quién viaja en el vagón delantero, y si puede ser, solo quiero disfrutar del paisaje, si es posible claro está.
Hoy abriremos una ventana.
Este piloto quiere que le acompañes, ahora que descansa, ahora que tiene a otro compañero al mando de la nave.
Ven, siéntate, dime qué te preocupa, qué quieres saber. Te lo contaré, si puedo.
Bienvenido al viaje de tu vida, soy tu anestesiólogo y te traeré de regreso.
Estás cotidianamente en lugares y momentos cruciales de la existencia de muchos, Nando. Os conozco de cerca y conozco vuestras desconocidas dificultades.
A alguno de vosotros le debo que hoy pueda escribir esto. Pues aplaudo que nos transmitas experiencias, vivencias, sensaciones, emociones. Y que sigas intentando retrasar el último viaje de muchos. O, cuando es menester, acompañarlo con humanidad. 🙂
Me gustaMe gusta